La historia de Billy Stone y Allie comienza cuando los niños del orfanato le piden a Daniel Anderson que les relate un cuento lleno de aventuras y emoción, aunque al principio no le parece buena idea no puede negarse a los pequeños. Billy y Allie son dos amigos inseparables de 13 años que descubren un medallón abandonado que les transporta hasta una isla alejada de todo en una época pasada. Juntos tendrán que enfrentarse a peligros que nunca habían imaginado y Billy entregará el medallón al malvado Cobra para poder salvar la vida a su compañera. Ahora Billy y Allie deberán aprender a trabajar en equipo para poder recuperar el mágico medallón y terminar con la esclavitud de la isla, pero para ello lucharán contra todos los aliados de Cobra y contra él mismo.
El debutante Bill Muir escribe y dirige una cinta de aventuras a la antigua usanza. Con clara a referencia a clásicos de las películas juveniles de los años ochenta como Los Goonies (Richard Donner, 1985), El secreto de la Pirámide (Barry Levinson, 1985) o la serie Las aventuras del joven Indiana Jones (1992), Muir intenta acercar a los jóvenes de hoy en día los valores que antaño se nos transmitieron esas fantásticas cintas. El fallo que tiene la producción es que el resultado es demasiado irregular y la historia no termina de encajar. El guión se limita a presentar los personajes y los conflictos sin hacer evolucionar ninguno de ellos ni molestarse en desarrollarlos, lo que hace que toda comparación resulte dolorosa. Quizá el hecho de ser la primera película de Muir influye directamente en el resultado de la cinta, pero una cinta de aventuras debe ser apasionante, cosa que no logra ser El medallón perdido.
Algo que suelen hacer muy bien las películas estadounidenses es la elección de los actores, en este caso ni eso es algo destacado. El film está protagonizado por el soso Billy Unger (Crank. Alto voltaje, La búsqueda: El diario secreto) y la guapa Sammi Hanratty (Cuento de Navidad, Santa Claus 3: Por una Navidad sin frío). Pero debemos agradecerle a Muir la recuperación del maravilloso James Hong (Blade Runner, Golpe en la pequeña china, El chico de oro) y del malogrado Mark DaCascos (Crying freeman, El pacto de los lobos).
Un intento de recuperar el cine ochentero que se queda simplemente en eso, en un fallido intento.
